"Saqué este diario y lo leí, como siempre se lee la propia escritura, con una especie de intensidad culpable. Confieso que el estilo brusco y al azar, a menudo tan incorrecto gramaticalmente y suplicando una palabra alterada, me afectó un poco.
Estoy tratando de decirle a esa parte de mí que lo leerá en el futuro que puedo escribir mucho mejor; y no le dedico tiempo a esto; y le prohíbo que permita que el ojo del hombre lo vea. Y ahora puedo agregar mi pequeño elogio al efecto de que tiene un estilo descuidado y vigor, y a veces da en el blanco de manera inesperada.
Pero lo que es más importante es mi creencia de que la costumbre de escribir así solo para mis propios ojos es una buena práctica. Afloja los ligamentos. No importan los errores y los tropiezos. Yendo a la velocidad que lo hago, debo realizar los disparos más directos e instantáneos hacia mi objetivo, y así tengo que poner las manos en las palabras, elegirlas y dispararlas sin más pausa que la necesaria para sumergir mi pluma en la tinta.
Creo que durante el último año puedo rastrear algún aumento de facilidad en mi escritura profesional que atribuyo a mis casuales medias horas después del té. Además, se vislumbra ante mí la sombra de algún tipo de forma que un diario podría alcanzar. Podría con el tiempo aprender qué se puede hacer con este material suelto y flotante de la vida; encontrar otro uso para él que no sea el que le doy, de manera mucho más consciente y escrupulosa, en la ficción.
¿Qué tipo de diario me gustaría que fuera el mío? Algo suelto pero no descuidado, tan elástico que abarque cualquier cosa, solemne, ligera o hermosa que pase por mi mente. Me gustaría que se asemejara a un viejo escritorio profundo o a una bolsa espaciosa, en la cual se arroje una masa de cosas sin mirarlas. Me gustaría regresar, después de un año o dos, y descubrir que la colección se ha ordenado y refinado y fusionado, como esos depósitos que misteriosamente lo hacen, en un molde, lo suficientemente transparente como para reflejar la luz de nuestra vida, y sin embargo, compuestos con la serenidad de una obra de arte."
Extracto del Diario de Virginia Woolf.